Crisis en Hungria

Con la misma receta que utilizó Grecia, Hungría acaba de reconocer que ha falseado datos económicos y su situación fiscal es mucho más grave que la afirmada por sus números. ¿Cuántos otros países europeos habrán hecho lo mismo? ¿Es tan fácil falsear datos económicos en Europa? ¿Será inevitable una nueva crisis de gran magnitud en los próximos meses?

Cada vez queda más en claro que los problemas en Europa no son fáciles de mensurar. Lo que ha salido a la luz hasta el momento, probablemente no sea toda la basura que exista.

Muchos se deben estar lamentando de no haber sabido acerca de la decisión que iba a tomar el gobierno húngaro de sincerarse para apostar en contra de su deuda pública. Las ganancias que se habrían logrado hubiesen sido inmensas. Es que sólo en la jornada del viernes los CDS de Hungría se han disparado 100 puntos básicos. Quizás el portavoz del Gobierno húngaro, Péter Szíjjártó, antes de tener que dar la noticia, haya podido telefonear a algún corredor de bolsa y aprovechar para hacerse de una buena ganancia. Es que si los directivos del Société Général (y muchos otros directores de empresas que han gozado de información privilegiada), en su momento lo hicieron, ¿Por qué no pensar que miembros del mismo gobierno húngaro, no lo hayan hecho?

Para el nuevo Gobierno del conservador primer ministro, Viktor Orbán, que asumió la semana pasada el poder, no habrá resultado nada grato enterarse de la verdadera situación de la economía del país. De manera imprudente, Szijjartö decía sobre la situación de las finanzas públicas: “Hablar de insolvencia o cese de pagos no sería una exageración”.

Los problemas que han salido a la luz, tampoco resultaron una buena noticia para la moneda húngara, el forinto, que bajó frente al euro un 2%, hasta 287,7 unidades por euro, y que promete continuar con dicha tendencia, a riesgo de generar más efectos desestabilizadores para la golpeada y frágil economía.

¿Tendrá que recibir Hungría una segunda ayuda? Vale recordar que en el mes de octubre de 2008, y a poco de haberse desatado la crisis financiera internacional, Hungría recibió un préstamo internacional de 20.000 millones de euros, proveniente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Unión Europea (UE) y el Banco Mundial (BM), para salvar al país de la quiebra.

Desde el gobierno húngaro se ha anunciado que realizarán duras reformas para evitar el colapso de la economía. Pero ¿Qué tipos de reformas pueden implementar para recuperar las finanzas públicas en una economía colapsada que forma parte de un continente, también colapsado? La economía húngara representa apenas el 0,8% del Producto Bruto Interno (PBI), de la Unión Europea (UE), pero a pesar de su pequeñez, su crisis puede provocarle un daño profundo, de incalculable dimensión.

Tan preocupados como Hungría deben estar el resto de los países de Europa del Este cuya noticia los golpea de un modo directo. Porque ¿Cómo confiar en ellos si a cada momento se descubren situaciones escandalosas a causa de la manipulación estadística? Sinceramente, si tuviera en mis manos, títulos de deuda de economías de Europa del Este, no dudaría en liquidarlos de manera inmediata.

¿Y qué actitud adoptarán las entidades del sistema financiero europeo que mantienen en sus balances grandes cantidades de deuda de países de Europa del Este? Ciertamente es una situación más que crítica la que están enfrentando las entidades financieras europeas. Casi todo lo que tienen en sus balances padecen algún problema. Incluso los préstamos a las familias han visto un fuerte deterioro en su calidad a consecuencia de la persistencia del alto nivel de desempleo.

Según los datos publicados por el Banco Internacional de Pagos, y dados a conocer por Expansión, la exposición a Hungría del conjunto de entidades a nivel mundial sumaba 125.051 millones de euros. Las entidades financieras alemanas y austríacas, son las más expuestas a la deuda soberana de Hungría, que están expuestas por 31.117 millones de euros y 30.822 millones de euros, respectivamente. Las entidades financieras italianas, se encuentran con una exposición de 21.067 millones de euros, mientras que la banca belga tiene una exposición por 14.336 millones de euros. La banca española tiene una exposición por 1.130 millones de euros y es de este modo, una de las menos expuestas al riesgo de default húngaro, aunque ya tiene con el mercado inmobiliario español bastantes problemas de que ocuparse.

Y aunque Hungría no forme parte de la eurozona, el euro sigue recibiendo golpes por la imprudencia y la incapacidad de los gobiernos europeos. ¿Por qué el euro se ha visto afectado ahora? Simple, porque al aumentar el riesgo de crisis en el sistema financiero europeo, las perspectivas de fortaleza de la moneda europea se han visto seriamente comprometidas.

En la jornada del viernes, el euro rompió el piso de los US$ 1,20 y alcanzó su nivel más bajo frente al dólar estadounidense desde el mes de marzo de 2006. Es cierto que el viernes se conoció que la economía estadounidense había creado 431.000 puestos de trabajo en el mes de mayo, signo claro de recuperación económica, pero lo que fortaleció al dólar frente al euro, ha sido el escándalo húngaro.

Las bolsas europeas se tiñeron de rojo el pasado viernes. España caía un 3,8%, Francia un 2,9%, Alemania un 1,9% e Italia un 3,8% entre las pizarras pintadas con pérdidas. La bolsa de Budapest tuvo que suspender las operaciones cuando caía más del 10%

El problema y la preocupación no es acerca de la suerte que pueda correr la economía húngara. El problema real tampoco se debe entender como un problema único. Como mencioné, está en juego la situación del resto de las economías de Europa del Este, así como también está en juego la salud del sistema financiero europeo (aunque la banca estadounidense y japonesa también tiene activos comprometidos), y fundamentalmente, la supervivencia del euro.

En este contexto, la probabilidad que la economía de Europa padezca una nueva crisis de magnitud es cada vez mayor. Es que cuando los mercados siguen mirando con preocupación a Grecia y al resto de los PIIGS, son sorprendidos con situaciones escandalosas que los hacen darse cuenta que todo huele mal en el continente europeo.

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