Bolsa en enero

Fernando Ayuso Rodríguez

El periodo navideño que acaba de finalizar lleva adherido cierto componente mágico que, sin duda, se extiende a toda la familia. Fue tiempo de descanso para muchos, de regalos, de fantasías, de voluntades, de esperanzas o nuevos propósitos para el nuevo año, etc. En Bolsa, toda esa magia se hace palpable en el mes actual al darse el (des)conocido "efecto enero".

Estamos convencidos de que usted ha oído hablar de él. Y si le preguntamos por él, nos responderá dándonos una definición aproximada, pero, a la vez, incompleta. No se preocupe, puede que no sea el único. Muchas veces nos hemos encontrado con la generalizada opinión de que ya que en enero no ha subido la Bolsa, no ha existido el "efecto enero"; o que, por el contrario, éste se había anticipado al mes de diciembre al darse la típica subida de Navidad. En ambos casos, grave error.

Estudios realizados en la década de los setenta sobre la rentabilidad mensual obtenida por el mercado de valores americano, representado por el S&P 500, durante el periodo que va de 1926 hasta 1985, señalan que las más elevadas se daban en los meses de enero, julio, agosto, noviembre y diciembre.

Los autores de El increíble efecto enero, Robert A. Haugen y J. Lakonishok, nos desvelan que en enero "la rentabilidad promedio para una acción tipo es mayor -mucho mayor- que las rentabilidades durante los otros once meses".

Y eso no es todo, porque los ingresos esperados en este mes no son los mismos para todo tipo de valores. La razón por la que el "efecto enero" ha tardado en ser descubierto está en que no puede ser observado en los principales índices bursátiles al estar formados, por lo general, por grandes empresas. "La rentabilidad adicional de enero es menor a medida que crece el tamaño de las empresas que consideramos" (…). "En enero las rentabilidades promedio de las empresas más pequeñas es normalmente de 10 a 12 veces mayor que las rentabilidades de las acciones de las grandes empresas".

Estudios posteriores de los hermanos Gutelkin, ya en la década de los ochenta, efectuados durante el periodo que va de enero de 1959 hasta diciembre de 1979, ambos inclusive, en nada menos que en 16 países (Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Japón, Holanda, Noruega, Singapur, España, Suecia, Suiza y Gran Bretaña), demuestran que el "efecto enero" no se trataba de un fenómeno local.

Si una vez finalizado este mes, con independencia de lo que haga el Ibex 35, usted ha podido observar este efecto mágico, quedaríamos enteramente satisfechos.

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