Historia de la OPEP

El 14 de septiembre de 1960 se concreta oficialmente la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), en Bagdad, Irak. Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela; fueron los países fundadores de la sociedad internacional, con el fin de regular el mercado petrolero, tanto en los precios como en la cantidad de producción. Siempre se ha reconocido que el ex ministro de minas e hidrocarburos doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo (1903-1979), fue el "padre de la criatura" -huérfana de defensores frente a la voracidad de las transnacionales del "oro negro"- y puntal fundamental para su materialización. Pérez Alfonzo se mostraba muy preocupado por la caída internacional de las cotizaciones del barril petrolero en 1959; iniciando contactos con los ministros de la especialidad en el I Congreso Árabe del Petróleo, celebrado en El Cairo, Egipto, en mayo de 1959. A partir de allí serán constantes y reiterativas las reuniones al respecto; con el ministro árabe jeque Abdullah El Tariki, organizan un instrumento legal con el nombre de "Comisión Coordinadora para la Conservación y el Comercio de los Hidrocarburos"; que fue el inmediato predecesor de la OPEP.

Posteriormente a la organización petrolera ingresaron Qatar (1961), Indonesia y Libia (1962), Emiratos Árabes (1967), Argelia (1969), Nigeria (1971) y Gabón (1973). Ecuador formó parte de la OPEP desde 1973 hasta que se retiró en noviembre de 1992, pero hoy en día está de vuelta bajo el mandato de Rafael Correa. Hay que recordar las arteras maniobras que las grandes compañías realizaron, a través de sus voceros y magnates en contra de la OPEP, tratando de hacer lo imposible por generar los resquemores y diferencias entre El Tariki y Pérez Alfonzo; a través de una grosera campaña de prensa internacional, donde lanzaban denuestos -supuestamente- de parte y parte. A tal efecto veamos un párrafo del artículo publicado por el doctor Francisco Álvarez Chacín, en diario "El Nacional" del 30 de noviembre de 1960, donde señalaba: "Por traslucir en forma despiadada un turbio remolino de intrigas, quizás pueda llamarse de este modo el empeño de algunas publicaciones petroleras internacionales -cuyo sostenimiento se debe a costosos anuncios aportados por las empresas del ramo- para enmarañar más aún el cuadro de dificultades del actual momento internacional del petróleo. Se lanza de continuo, desde esas publicaciones, dardos untados de pueril insidia, mediante los cuales se zahiere a Tariki contra Pérez Alfonzo y viceversa…". Y continúa: "Asimismo, se trata de agitar la opinión pública norteamericana e internacional contra el entendimiento árabe-venezolano, presentándolo como tentativa intergobiernista para establecer una "dictadura de precios" y como un torniquete de acero sobre la garganta de los pobres países consumidores, cuando al propio tiempo se niega a toda posibilidad de funcionamiento del convenio".

Como se observa, las artimañas, la intriga y los ardides de los "pulpos petroleros", estuvieron y están a la orden del día.Por otra parte poco se escribe o se dice del acuerdo secreto suscrito por los jerarcas de las grandes empresas "Standard Oil" y "Royal Duth Shell", Mr. Walter Teagle y Sir Henry Deterding, en el castillo escocés de Achnacarry (17-09-1928); donde en un singular "Pacto de caballeros" se repartieron los yacimientos petrolíferos del mundo entero, comprometiéndose a respetarse mutuamente. Años después se agregan a la alianza otros "gigantes" de la explotación como la "Exxon", "Mobil", "British Petroleum" y "Texaco"; que son en realidad las llamadas "siete hermanas", que constituye un verdadero y tenebroso cártel. Todo esto fue ratificado en la "Conferencia de Washington", celebrada entre Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill, durante julio y agosto de 1944; ante las protestas de Francia, deseosa y presurosa por participar en el botín petrolero.

La OPEP ha tenido altos y bajos, con diferencias y confrontaciones entre sus países miembros; han existido verdaderos combates por la adjudicación de "cuotas" en la producción OPEP, y Ginebra -sede oficial del organismo- ha sido escenario varias veces de estas contiendas, donde los árabes siempre han sacado la mejor parte. Por otra parte el país de más alto consumo energético, Estados Unidos, ha manipulado los escenarios buscando "autosuficiencia energética", con planes como el "Proyecto Independencia" y su particular organismo la "Agencia Internacional de Energía"; además de las frecuentes intromisiones en países productores e incursiones armadas, como la "Guerra del Golfo", invasiones a Afganistán e Irák y amenazando real y veladamente a todo el que se interponga en su camino e intereses. Es bueno recordar que los grandes potentados de los negocios energéticos norteamericanos, controlan el poder -poder político y económico se entiende- y cuando hay incrementos en los valores del mercado, ellos hipócritamente hablan de "crisis energética", cuando realmente lo que hacen es "llenarse los bolsillos".

Venezuela ha tenido singular presencia en el cártel de los hidrocarburos y varios compatriotas han ejercido la presidencia y la secretaría general de esa importantísima entidad; siendo ellos Juan Pablo Pérez Alfonzo, Manuel Pérez Guerrero, Hugo Pérez La Salvia, Valentín Hernández, Humberto Calderón Berti, Arturo Hernández Grisanti y Alirio Parra; en los últimos años han destacado Alí Rodríguez Araque y Álvaro Silva Calderón. El actual Secretario General de la OPEP es Abdalah Salem El Badri. La OPEP tiene como contraposición la competencia de países como México, Reino Unido, Rusia y Noruega, quienes manejan alta producción y participación en el mercado internacional Spot, que no se puede desdeñar y que sirve de equilibrio entre los diferentes marcadores. Hoy en día la OPEP está más consolidada y firme que nunca, por supuesto que los recortes de la corporación -que amenazan con repuntar el precio del barril- contribuyen eficazmente para ello. Venezuela y su Gobierno actual han sido enfáticos en señalar su irrestricto apoyo a la organización, pudiéndose afirmar serenamente que ello se ha logrado; independientemente del punto de vista político que uno profese o mantenga.

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