Bolsa de Valores de Caracas - Octubre 2011


En la Venezuela socialista de Hugo Chávez, un raro aire de optimismo entre los inversores que apuestan a que la oposición ganará las elecciones del 2012 está dando esperanzas a la otrora vibrante Bolsa de Valores de Caracas, un espectro de sí misma tras 13 años de revolución.
La lucha de Chávez contra el cáncer ha aumentado las especulaciones de que el chavismo podría perder el control del país, tras la toma sistemática de grandes compañías y la persecución a firmas de corretaje que fulminó el interés de los inversores y redujo las acciones disponibles para transar.
"Nunca en diez años recibí tantas llamadas sobre la bolsa en Venezuela como las que he recibido en los últimos cuatro meses (...) desde las noticias sobre el cáncer de Chávez", dijo Russ Dallen, director de la firma Caracas Capital Markets.
Los seguidores de Chávez afirman que sus políticas intentan compensar la injusta distribución de la riqueza en Venezuela, eliminar el control de las élites sobre los recursos, e incrementar el acceso a servicios educativos y de salud.
Pero esas políticas fueron menos favorables para la bolsa capitalina. Su capitalización se hundiió a 3.980 millones de dólares a finales del 2010 a la tasa oficial de cambio de 4,3 bolívares por dólar.
La bolsa subió desde entonces a 5.180 millones de dólares al cierre de septiembre debido al repunte del mercado.

CAMINO A LA PERDICION
La mayoría de las grandes compañías listadas en la Bolsa de Valores de Caracas no se encuentran activas por ahora, mientras la capitalización de este centro sigue bastante por debajo de los 7.460 millones de dólares que registraba cuando Chávez llegó al poder en 1999.  
"Creo que esta revolución es para un solo hombre y un solo nombre y ese nombre es Hugo Chávez. Si Chávez no está en el poder, todos los problemas pueden ser resueltos", dijo a Reuters el presidente de la bolsa, Manuel Alonso Rebareda.

El alza del 63 por ciento que ha experimentado este año el Indice Bursátil de Caracas se ve opacado por sus insignificantes transacciones, tanto en cantidad como en volumen, con apenas 17 operaciones en septiembre por un valor de 1,76 millones de dólares.

La estatización a partir del 2007 de Electricidad de Caracas -una de las principales empresas de energía del país-, de la telefónica Cantv, y de la industria del cemento recortó hasta un 90 por ciento los volúmenes transados, dijo Nelson Ortiz, presidente de la bolsa entre el 2000 y el 2007.
"Si Chávez está dentro o fuera, la pregunta clave es si el socialismo se profundizará o volveremos a una economía de mercado. Si nos movemos hacia políticas de mercado veremos un repunte", dijo Ortiz, quien ahora trabaja como consultor.

SOLO PARA VALIENTES
La principal pregunta en Venezuela es si Chávez sobrevivirá al cáncer, a la votación o a ambas.
Esto ha despertado el interés de los inversores, tanto en casa como en el extranjero, luego de que su extravagante e indómita imagen se desdibujara con la revelación en junio de que le había sido removido en Cuba un tumor pélvico del tamaño de una pelota de béisbol.

El nuevo elemento ha dado esperanzas a los candidatos de la oposición -quienes prometen mantener la unidad después de unas primarias en febrero- y a los seguidores del capitalismo de que los años de socialismo podrían llegar a su final.
A finales de septiembre, JPMorgan Securities envió a sus clientes una nota resaltando algunas compañías con exposición en Venezuela que podrían beneficiarse con un posible cambio de administración. 
"Unas primarias dopositoras exitosas en febrero podrían crear entusiasmo en el mercado por una transición política", dijo la nota obtenida por Reuters.
Mineras canadienses con importantes activos en Venezuela, como Rusoro, Crystallex y Gold Reserve, encabezan la lista de las potenciales beneficiadas.
Otra sería la compañía petrolera Harvest Natural Resources, con sede en Houston, que tiene cerca del 60 por ciento de sus activos en Venezuela, de acuerdo a la nota de JPMorgan.
Pero gerentes de los mayores fondos internacionales e inversores se mantienen extremadamente escépticos acerca del mercado bursátil en Venezuela, por su pequeño tamaño y por el miedo que producen las nacionalizaciones.
"La principal razón por la que no queremos estar allí como compradores de valores es que literalmente no queda ningún mercado de acciones. Ha sido destruido. Nada se transa", dijo Geoffrey Pazzanese, jefe de portafolio de Federated Global Investment Management en New York.

"¿Puede ser peor? No ¿Puede ponerse mejor? Sí. Puede tomar unos diez años, pero tienen petróleo, buena localización geográfica y una importante clase profesional, incluso con pobreza", agregó.

La situación contrasta con la del mercado de deuda, donde el Gobierno mantiene un inmaculado récord de pagos de sus bonos de alto rendimiento. Buena parte de las emisiones están sostenidas por los altos precios del crudo y, a menos que estos sufran una caída prolongada, la capacidad de pago existe.

NO SE PUEDE DESAFIAR AL PODER
El deseo de las compañías de enlistarse en la bolsa existe, dijo Rebareda, un optimista padre de cuatro hijos que con 54 años fue electo en abril para cumplir un período de dos años como presidente del mercado. 
Unas 40 empresas han acudido a la Bolsa preguntando sobre la posibilidad de listar acciones, agregó Rebareda.
El es uno de los pocos afortunados corredores que no quedó atrapado en medio del derrumbe de las casas de bolsa que solían hacer operaciones de permuta de divisas, y a quienes Chávez ordenó "dar con todo" en el 2009. Muchos de ellos están demasiado asustados como para hablar con un periodista.
Compañías de los sectores de servicios, construcción, industria pesada y energía quieren entrar a la bolsa caraqueña, asegura Rebareda, pero muchos temen que el Gobierno cambie las reglas impulsivamente.
En noviembre del año pasado, Chávez anunció que el Gobierno abriría una bolsa de valores socialista, describiéndola como un golpe al capitalismo "vampiro".
Rebareda aseguró que no hay planes de unir ambas bolsas y dijo no saber mucho acerca de la iniciativa del Gobierno porque simplemente "no creo en ese proyecto".
Fuente: Reuters

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