Selección de Carteras

Un activo financiero es un tipo de activo intangible que representa un derecho legal sobre una cantidad monetaria futura (acciones, obligaciones, etc.). La adquisición de activos financieros forma parte de lo que se denomina inversiones financieras.
Cuando una persona, o empresa, adquiere un conjunto de activos financieros distintos y/o emitidos por empresas diferentes se dice que está en posesión de una cartera de valores1. Así, por ejemplo, una cartera puede estar compuesta de 500 acciones de Telefónica, 850 de Repsol, 375 del Banco Santander, 2.500 obligaciones del Estado a 10 años y 1.100 obligaciones convertibles de Iberdrola.
Las inversiones financieras, como cualquier proyecto de inversión, se componen de un desembolso inicial y de unos flujos de caja (dividendos, intereses, derechos de suscripción preferentes, o los ingresos de la venta de la totalidad o de parte de la cartera), por lo que el análisis de dicho tipo de inversión seguirá el mismo procedimiento que el de cualquier otro proyecto sea éste de ámbito financiero o real.
Es preciso tener en cuenta que una inversión financiera se diferencia de una productiva en que:
a) Es fraccionable. Se pueden adquirir 1, 5, 165 o 1.000 acciones, por ejemplo.
b) Tiene mayor liquidez. Si cotizan en bolsa se pueden comprar y vender con
gran rapidez.
c) Es diversificable. Se pueden comprar activos financieros emitidos por diferentes
emisores.
d) Tiene una mayor flexibilidad temporal. Las acciones tienen un vencimiento
indefinido y el de las obligaciones es conocido de antemano.


Entre los objetivos que una persona puede tener a la hora de formar una cartera
de valores podemos destacar, los siguientes:
a) conseguir una cierta rentabilidad,
b) evitar en lo posible la erosión inflacionaria sobre el dinero ahorrado,
c) conseguir una cierta liquidez,
d) gestionar un fondo de pensiones, etc.
Supongamos que dicho inversor tiene una suma determinada de dinero que desea invertir en el momento actual en una serie de activos financieros. Este dinero deberá permanecer invertido durante cierto tiempo (el horizonte temporal de la inversión) al final del cual venderá los títulos, procediendo a consumir o a reinvertir el dinero recibido.
Por lo tanto, podemos denominar al momento inicial de la inversión como t=0, en este instante es cuando hay que elegir qué activos financieros hay que comprar y cuáles no, los primeros deberán ser mantenidos hasta el momento final, al que denominaremos como t=1. Dado que una cartera es una colección de activos financieros, esta decisión equivale a “seleccionar” una cartera óptima de entre una serie de posibles carteras de activos, por lo que desde ahora nos referiremos a este tipo de decisión como un problema de selección de carteras.
En el momento inicial el inversor sabe que, durante el horizonte temporal considerado, el rendimiento del activo, y por ende el de la cartera, es desconocido. Si bien es cierto que se podría estimar el rendimiento esperado (o media) de varios activos e invertir en aquél que tuviese el mayor rendimiento esperado, ello no sería una buena idea puesto que los inversores tienden a preferir las inversiones más rentables pero también las más seguras o ciertas porque, normalmente, los activos con un mayor rendimiento esperado suelen incorporar el mayor riesgo asociado.
Precisamente la aportación de Harry Markowitz radica en haber recogido en su modelo –publicado en 1952- la conducta racional del inversor de forma explícita es decir, el inversor persigue maximizar el rendimiento esperado y, al mismo tiempo, minimizar su incertidumbre o riesgo. Por lo que el inversor perseguirá conseguir una cartera que optimice la combinación rendimiento-riesgo medida a través de la esperanza matemática de ganancia y de la varianza (o desviación típica) de la misma (por ello a este modelo se le conoce también como media-varianza).
Una consecuencia de tener dos objetivos contrapuestos (riesgo y rendimiento) es que el inversor deberá diversificar con objeto de adquirir no sólo un activo financiero sino varios, porque la diversificación es su mejor arma contra el riesgo, como veremos más adelante aunque para ello previamente deberemos analizar cómo se obtiene la rentabilidad y el riesgo de un activo en particular y el de una cartera de activos.

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